Recientemente el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos, (CDC, por sus siglas en inglés) publicó un comunicado que plantea que la afirmación «las vacunas no causan autismo», previamente defendida por ese organismo, carecería de fundamento científico, ya que los estudios no han descartado la posibilidad de que las vacunas infantiles causen autismo y que las autoridades sanitarias han ignorado los estudios que respaldan esta relación.

El Instituto de Salud Pública ha analizado su contenido y estima importante aclarar que no existe evidencia científica robusta que demuestre tal vínculo. Estudios y expertos independientes que asesoran a la Organización Mundial de la Salud (OMS) han confirmado reiteradamente que las vacunas, incluidas las que contienen tiomersal o sales de aluminio, no causan autismo ni otros trastornos del desarrollo.

Las vacunas son seguras y efectivas; después del agua potable se consideran la segunda intervención más importante en salud pública. Los mitos que las relacionan con el autismo se originaron en estudios mal diseñados, incluso retirados de revistas científicas y en análisis ecológicos que no permiten establecer causalidad.

Algunas vacunas utilizan sales de aluminio dentro de su formulación y han sido utilizadas por casi un siglo para mejorar la respuesta inmune de las vacunas. La evidencia demuestra que estas vacunas son seguras: no se ha encontrado relación entre el aluminio y enfermedades autoinmunes, trastornos del desarrollo neurológico o efectos adversos graves. Investigaciones han demostrado que los niveles de aluminio en bebés vacunados no difieren significativamente y están muy por dejado de los umbrales de seguridad. Además, un estudio en Dinamarca que siguió a más de 1,2 millones de niños durante 24 años no encontró asociación entre la vacunación y 50 enfermedades crónicas, incluido el autismo.

Por lo anterior, es necesario reforzar que la vacunación e inmunización es una de las medidas más efectivas para prevenir enfermedades graves. Difundir información basada en la mejor evidencia científica disponible es clave para proteger la salud pública y evitar que mitos pongan en riesgo la vida de la población.

El Instituto seguirá pendiente de esta y otras preocupaciones relacionadas con la seguridad de las vacunas y de otros productos bajo su responsabilidad sanitaria y comunicará oportunamente la información que estime relevante para resguardar la salud pública.

Referencias:

  1. Global Advisory Committee on Vaccine Safety. Disponible en: https://www.who.int/groups/global-advisory-committee-on-vaccine-safety/topics/adjuvants [21.11.25]
  2. Declaración de la OMS sobre cuestiones relacionadas con el autismo. Disponible en: https://www.who.int/es/news/item/24-09-2025-who-statement-on-autism-related-issues [21.11.25]
  3. Informe Técnico: Seguridad de la vacuna SARS-CoV-2 Coronavac(r) e hidróxido de aluminio en personas menores de 18 años. Disponible en: https://www.ispch.gob.cl/wp-content/uploads/2021/09/INFORME-T%C3%89CNICO-SEGURIDAD-DE-LA-VACUNA-SARS-COV-2-CORONAVAC-E-HIDR%C3%93XIDO-DE-ALUMINIO-EN-PERSONAS-MENORES-DE-18-A%C3%91OS.pdf [21.11.25]
  4. Karwowski MP, Stamoulis C, Wenren LM, Faboyede GM, Quinn N, Gura KM, Bellinger DC, Woolf AD. Blood and Hair Aluminum Levels, Vaccine History, and Early Infant Development: A Cross-Sectional Study. Acad Pediatr. 2018;18(2):161-165. doi: 10.1016/j.acap.2017.09.003.
  5. Andersson NW, Bech Svalgaard I, Hoffmann SS, et al. Aluminum-adsorbed vaccines and chronic diseases in childhood. A nationwide cohort study. Ann Intern Med.15 July 2025. [Epub ahead of print]. doi:10.7326/ANNALS-25-00997