La estrategia establece los principales ejes de trabajo para el periodo 2021-2025
El Ministro de Salud, Enrique París, encabezó el lanzamiento de la segunda versión del Plan Nacional contra la Resistencia a los Antimicrobianos, trabajo coordinado por el Ministerio de Salud, el Instituto de Salud Pública y los ministerios de: Educación, Agricultura, Economía (Sernapesca), Ciencias y Medioambiente, en colaboración con la academia y las sociedades científicas. El programa, contempla estrategias para el periodo 2021-2025 para enfrentar en conjunto las enfermedades infecciosas.
“Esta segunda versión del Plan Nacional Contra la Resistencia a los Antimicrobianos 2021 – 2025 mantiene su compromiso del enfrentamiento conjunto de las enfermedades infecciosas a través del resguardo de la eficacia de los antimicrobianos, en una época compleja en que las infecciones han pasado a tener un nuevo protagonismo debido a la pandemia de COVID-19 que actualmente vive la humanidad”, señaló el ministro de Salud, Enrique París, durante la presentación de la estrategia, agregando que el uso efectivo de los antibióticos y el manejo de infecciones bacterianas en pacientes infectados por el virus SARS-CoV-2 “es un desafío agregado que debemos abordar como sociedad, y en específico como sistema de salud, creando consciencia de la importancia de combatir la epidemia silenciosa que representa la resistencia bacteriana”.
La Subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, por su parte, explicó que “la resistencia a los antibióticos significa que las bacterias se van haciendo capaces de sobrevivir a la acción de estos fármacos, resistiendo a sus efectos, lo que dificulta el tratamiento de las infecciones y aumenta el riesgo de que las enfermedades se propaguen. Si el uso de los antibióticos no se realiza con cuidado, tendremos que enfrentarnos en un futuro próximo a una era en la que no dispondremos de tratamientos para las infecciones, retrocediendo a la situación que existía hace varias décadas”.
Juan Carlos Hormazábal, jefe del subdepartamento de Enfermedades Infecciosas del ISP, señaló que la resistencia a los antimicrobianos es un desafío global, que es tratar de contener esta inevitable emergencia. “Debemos partir por educar a la población sobre el uso racional de antibióticos y su impacto en la salud de las personas, los animales y el ambiente”.
A nivel humano, se estima que entre un 30% – 40% de las prescripciones de antibióticos se realizan sin ser necesarias, fundamentalmente para tratar enfermedades que no son bacterianas, como infecciones respiratorias o diarreas.
Chile es uno de los países con más alto consumo en Latinoamérica, habiendo aumentado el consumo en 55% entre los años 1998 y 2015.
Ejes estratégicos
Esta nueva versión del Plan Nacional Contra la Resistencia a los Antimicrobianos contempla cinco ejes estratégicos:
-La concientización pública y la formación profesional.
-La vigilancia integrada de la resistencia a los antimicrobianos.
-El control de infecciones, tanto en ambientes hospitalarios como en la comunidad.
-El monitoreo y control del uso de los antimicrobianos en las personas, los animales y la agricultura.
-La potenciación de la investigación básica y operativa relacionada con la resistencia a los antimicrobianos en miras de obtener evidencia que permita la toma de decisiones en la política pública.
El Plan Nacional contra la Resistencia a los Antimicrobianos, Chile 2021-2025 se encuentra disponible en https://diprece.minsal.cl/wp-content/uploads/2021/10/Plan-Nacional-Contra-la-Resistencia-a-los-Antimicrobianos-Chile-2021-2025.pdf
El Plan Nacional se enmarca en una preocupación de distintos organismos internacionales comprometidos con la elaboración de planes nacionales de los distintos países. En ese contexto se ha desarrollado el Proyecto “Trabajando juntos para combatir la Resistencia a los Antimicrobianos” dirigido por el organismo tripartito conformado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) y financiado por la Unión Europea, proyecto del cual Chile es partícipe.