El uso de protectores solares y elementos personales registrados por el Instituto de Salud Pública de Chile, es una de las formas mediante las cuales la comunidad puede cuidar su piel de la radiación UV este verano.
El director de este organismo Stephan Jarpa Cuadra, indicó que una de las formas de asegurarse que un producto cumple con los estándares esperados de protección, es verificar que tenga registro del ISP, lo que se indica en el rotulado del mismo. Así también, adquirirlo en locales debidamente establecidos ayuda a prevenir daños por falsificaciones y/o productos vencidos.
“No obstante, hay recomendaciones generales que la comunidad puede adoptar para prevenir enfermedades derivadas de la radiación solar, tales como el uso de cremas protectoras y no exponerse al sol en horas de mayor índice de radiación ultravioleta”, complementó la autoridad.
Igualmente, se recomienda aplicar los protectores solares media hora antes de exponerse al sol, para que forme una película sobre la piel.
En el caso de trabajadores, es importante el uso de ropa adecuada con Factor de Protección Solar o ultravioleta (FPS), lo que incluye entre lo más habitual, telas, dispositivos, gorros, lentes con filtro UV o de policarbonato y protector solar con FPS entre 15 y 30, según el fenotipo de piel.
Pero además se pueden introducir factores protectores en los ambientes de trabajo, tales como techos, ventanas, toldos y carpas adecuadas, lo que se puede complementar con medidas de tipo administrativas como la regulación de los tiempos de exposición al sol en horarios específicos.
El ISP, a través de su Agencia Nacional de Medicamentos (ANAMED), autoriza mediante un Registro Sanitario los productos cosméticos con finalidad de protección solar. Para ello, se verifica que tanto la fórmula y/o ingredientes así como los estudios clínicos, den cuenta de su eficacia, calidad y seguridad.
Paralelamente, el ISP provee la prestación para determinar el Factor de Protección Ultravioleta (UPF) de telas y prendas de vestir a través de su Departamento de Salud Ocupacional, y ha implementado un registro voluntario de fabricantes e importadores de elementos de protección personales (EPP).
Los protectores solares
Los estudios internacionales han demostrado que la radiación UV daña el colágeno de la piel, que es lo que la mantiene tersa. El protector solar ayuda a prevenir su envejecimiento derivado de la exposición. Además, ayuda a prevenir otros efectos como las manchas, las alergias y el cáncer a la piel.
Al adquirir un protector, debe revisarse que el rotulado del producto cuente con un número de registro ISP, que tenga instrucciones en español y que su nombre incluya el factor de protección (FPS). Además, el envase debe indicar si la categoría de protección es baja, media, alta o muy alta.
Para cada tipo de piel existe un protector. A mayor FPS, mayor es también la protección. El fenotipo de piel promedio de los residentes en el país es de 2 a 3, siendo el fenotipo 1 el de una piel muy blanca que se quema siempre, y 6 para raza negra.
La protección solar depende de la cantidad de producto aplicado y la frecuencia de dicha aplicación. Un detalle relevante es que los protectores solares se inactivan con el calor, y con el tiempo disminuyen su eficacia. Por ello, no es recomendable usar el mismo protector de una temporada a otra, y fijarse siempre en la fecha de vencimiento en el rotulado.
Según el DS N°239 art. 40, en su art. 5 define el FPS como es el cociente entre la dosis mínima eritematógena en una piel protegida por un producto de protección solar y la dosis mínima eritematógena en la misma piel sin proteger. Dicho en otras palabras, es el número de veces que un protector solar retarda la aparición de un eritema en la piel.
Por ejemplo, un FPS 30 significa que cuando la crema protectora se aplica correctamente, la piel de la persona se retarda 30 veces en producir un enrojecimiento, en relación con la piel no protegida. La prueba de verificación de la capacidad de protección de una crema se realiza aplicando 2 mg del producto por cm2 de piel.
Dicho de otra forma: una persona que demora 5 minutos en enrojecerse por el sol podrá, con un factor 30, retardar ese proceso por 2 horas, siempre y cuando aplique abundantemente el producto.El DS N°41 del año 2009 del Ministerio de Salud modificó al DS 239 en el sentido que el factor de protección máximo de un protector solar para Chile, será igual o mayor al factor de protección solar 50+.
Es importante tener presente que los autobronceantes no protegen la piel de la radiación UV, sino solo, mediante colorantes u otros ingredientes, crean un oscurecimiento artificial pero sin que ello genere protección a la misma.
La ropa y la Radiación UV
EL UPF o Factor de Protección Ultravioleta de las telas y prendas de vestir, es un parámetro de gran importancia para una selección adecuada de la ropa que ha de proteger a una persona bajo una condición de exposición determinada.
Este factor de protección es posible medirlo en el Laboratorio de la Sección de Elementos de Protección Personal (EPP) del Instituto de Salud Pública, el único lugar en el país donde se realiza el ensayo de UPF en telas y prendas de vestir, lo que se hace de acuerdo a la norma AS/NZS4399 del año 1996, y mediante un Analizador de Transmitancia UV.
La mayor parte de la ropa con protección contra Radiación Ultravioleta (RUV) no pierde su capacidad protectora con el tiempo ya que, en gran medida, la protección se debe a la naturaleza de la fibra.
Al igual como en el caso de los protectores solares para la piel, una tela con factor UPF de 30 significa que la tela disminuye 30 veces la radiación incidente. Es decir, a la piel llega una intensidad de radiación atenuada 30 veces.
Contrario a lo que comúnmente se cree, el color de las telas tiene baja incidencia a la hora de hablar de protección solar, aunque los tonos oscuros filtran menos radiación que los claros en aquellas condiciones en que se comparan telas de la misma naturaleza y con idéntico tramado. El factor más relevante para la protección es el tipo de tela, en segundo lugar su tramado o tejido y, recién después y en una proporción menos significativa, el color.