“Los medicamentos biológicos se han convertido en los últimos años en una de las principales alternativas para el tratamiento de diversas enfermedades graves y su uso futuro en otras enfermedades es aún más prometedor”, explica la Doctora Caroline Weinstein, PhD in Microbiology and Immunology Brody School of Medicine at East Carolina University, Greenville, NC, EE.UU., quien realizó una ponencia en el Instituto de Salud Pública denominada “Medicamentos Biológicos desde péptidos hasta células: ¿cómo garantizar su calidad?.
La académica de la Facultad de Química y Farmacia de la Universidad de Valparaíso, explica que los productos biológicos incluyen aquellos producidos por células vivas modificadas genéticamente, como bacterias, hongos o células de animales mamíferos. Se diferencian de los medicamentos químicos convencionales, debido a que poseen un peso molecular y una complejidad mucho mayor al de los productos hechos de sustancias químicas purificadas o sintéticas.
“Estos productos medicinales son utilizados para tratar, curar, y/o prevenir enfermedades y a su vez mejorar la calidad de vida de las personas o pacientes con enfermedades serias, como el cáncer, enfermedades del aparato endocrino, estimular las defensas o proteger frente a infecciones y enfrentar algunas enfermedades genéticas e incluso reparar tejidos y órganos, tales como piel, hueso, cartílago, entre otros”, precisa la Dra. Weinstein.
Los medicamentos biológicos más antiguos son las vacunas, que aplicados a personas sanas provocando la generación de defensas (anticuerpos) que actúan protegiéndole ante futuros contactos con los agentes infecciosos contra los que nos vacunamos, evitando la infección o la enfermedad.
Es por eso que los productos biológicos, al ser producidos por células vivas, requieren de una serie de pruebas exhaustivas que comprueben su calidad, seguridad y eficacia, precisa la Dra. Weinstein.
“Mucho se ha avanzado en el desarrollo de los medicamentos biológicos, desde las vacunas pasando por la insulina de cerdo (salvó y mejoró la calidad de vida de los diabéticos) y la heparina de cerdo (anticoagulante que salvó a millones de personas con trombosis), así como el suero antitetánico. Luego, surgen producto de la tecnología el ADN recombinante, como la insulina humana, la hormona de crecimiento, la eritropoyetina (hormona producida normalmente por el riñón, que estimula la producción de glóbulos rojos), entre otros. Y en los últimos 30 años, los anticuerpos monoclonales que se usan con muy buenos resultados en enfermedades como el cáncer, o las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico”, dijo.
La Dra. Weinstein se encuentra desarrollando investigaciones en el área de la ingeniería de tejido, generando proyectos de desarrollo de implantes de piel, cartílago y hueso.
La Dra. Weinstein destacó la importancia de difundir los temas que se están tratando en organismos como el Instituto de Salud Pública de Chile en la comunidad científica chilena y que está asociada el tema de los medicamentos.