IMPACTO DE LA PANDEMIA EN EL TRABAJO Y LA SALUD LABORAL
AUTOR.
Marcia Ramos Fuentes
Jefa Subdepartamento
Salud de los Trabajadores.
Instituto de Salud Pública de Chile
El Dr. David Nabarro, profesor de salud global del Imperial College de Londres y representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para COVID-19, manifestó el pasado mes de septiembre, ante el Parlamento británico: "Es realmente serio, ni siquiera estamos a mitad de camino, estamos al inicio”.
"Es una situación terrible, un problema de salud que está fuera de control y que hunde al mundo no solo en la recesión, sino en una contracción económica gigantesca que va a multiplicar por dos el número de pobres y el de desnutridos, además de llevar a millones de pequeñas empresas a la quiebra", estimó Nabarro, de la OMS.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estimó que la recesión mundial será del 4,5% este año, menos dura de lo previsto (8%), gracias a la reacción rápida y consecuente de los Estados, pero que la recuperación en 2021 será algo menos fuerte de lo que se esperaba anteriormente y rondará el 5%. La Organización Mundial del Comercio (OMC), por su parte, prevé una disminución del volumen del comercio mundial del 13 por ciento (en el mejor de los casos) y del 32 por ciento (en el peor de los casos).
El resultado último de esta crisis humana es que, según el Banco Mundial, entre 71 y 100 millones de personas se verán arrastradas a la pobreza extrema, revirtiendo así́ los avances en materia de desarrollo registrados en los últimos años. Las consecuencias adversas sobre el mercado de trabajo han afectado principalmente al sector informal, las mujeres y los jóvenes. De acuerdo con las estimaciones de la Cámara de Comercio de Santiago a partir de datos del INE, la masa salarial de julio se contrajo en un 14,6% en 12 meses, profundizando las caídas de mayo (10,4%) y junio (12,8%), consolidando los peores registros en la historia del indicador. En general, esto se explica por la profunda caída del empleo en 12 meses, superior al 20% en julio (-15% asalariados y -35% en no asalariados).
Sabido es que las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores más afectados, como el sector de los servicios, y en las ocupaciones que están en primera línea de la lucha contra la pandemia, principalmente en el sector de la salud y de los cuidados a las personas, donde representan el 70% del personal. Las mujeres también asumen de manera desproporcionada la responsabilidad de la prestación de los cuidados, lo cual se ha exacerbado con el cierre de las escuelas.
Las micro, pequeñas y medianas empresas, con pocas reservas para subsistir incluso durante breves periodos de inactividad, se encuentran ante una gran incertidumbre. Entre los sectores más duramente golpeados se destacan el comercio; transporte; los servicios de hotelería y otros asociados al turismo.
A medida que la pandemia COVID-19 sigue presente en nuestras vidas, los expertos hablan, cada vez con mayor énfasis, de los efectos adversos que ha provocado en la salud de los trabajadores y trabajadoras.
En el contexto de la actual emergencia sanitaria, el teletrabajo se implementó en forma improvisada y no como una estrategia planeada para mejorar la productividad y la calidad de vida de las personas. Esto unido a otros factores, como el encierro domiciliario, clases a distancia, dificultades de conexión a internet, la situación sanitaria propia del COVID-19 y la incertidumbre, ha generado efectos no deseados que han condicionado diversos aspectos de la vida de las personas.
En una encuesta realizada a 900 personas por Trabajando.com en mayo de 2020, el 54% de los encuestados se encontraban trabajando desde sus casas. Los resultados en este grupo arrojaron que el 79% reconocía que dedicaba más horas al trabajo que antes y un 70% sufría síntomas de estrés. Entre las principales causas se mencionan: aumento de la carga laboral (59%); inseguridad laboral (47%) y aumento de la presión por parte de las jefaturas directas (47%).
En cualquier epidemia, es frecuente que las personas se sientan estresadas y preocupadas. Las respuestas comunes pueden incluir: miedo a enfermar y morir; evitar acercarse a centros de salud por miedo a infectarse mientras reciben atención; miedo a perder el sustento, a no poder trabajar debido al aislamiento y ser despedidas de su trabajo; sentirse impotente al querer proteger a los seres queridos y miedo a perder a sus seres queridos debido al virus; miedo a estar separadas de los seres queridos debido al régimen de cuarentena; sensación de desamparo, aburrimiento, soledad y depresión debido al aislamiento.
Además, los trabajadores de salud en primera línea pueden experimentar otros factores de estrés adicionales durante el brote de COVID-19: estigmatización de aquellos que trabajan con pacientes contagiados principalmente; esfuerzo físico para llevar los equipos de protección; alerta y vigilancia constante; largas horas de trabajo, aumento en el número de pacientes y mantenerse actualizado con las buenas prácticas a medida que se elabora más información sobre el COVID 19; capacidad reducida para beneficiarse del apoyo social debido a los intensos horarios laborales, entre otros.
Toda crisis es también una oportunidad, y por cierto, demanda recursos y creatividad. Independientemente de su evolución futura, la pandemia dejará un mundo del trabajo con más desempleo, más desigualdad, más pobreza, más deuda y, con toda probabilidad, más frustración. A pesar de la situación adversa y del cambio en las condiciones laborales, las organizaciones (empresas e instituciones) tienen la responsabilidad de cuidar la salud mental de los trabajadores y aplicar los recursos necesarios para dar solución a las situaciones particulares que se han generado en el ámbito laboral como consecuencia de esta pandemia.
La Guía de Inter- Agency Standing Committee de las Naciones Unidas (IASC) establece algunas consideraciones clave de salud mental y apoyo psicosocial (SMAPS) en relación a las personas que trabajan en la respuesta al COVID-19, entre las que se destaca la importancia de facilitar su acceso a recursos de apoyo psicosocial, así como asegurar su seguridad física mediante el conocimiento y los equipos adecuados. Siempre que sea posible, asegurarse de revisar el estado psicosocial de los trabajadores de primera línea para identificar riesgos, problemas emergentes y modificar la respuesta a sus necesidades.
En Chile, la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO) ha elaborado Directrices para una Mejor Salud Mental en los Trabajadores/as señalando que:
“En el contexto de la actual pandemia, las acciones organizacionales que tomen las empresas con sus trabajadores/as deben tender a entregarles apoyo y seguridad bajo la forma de protocolos en los lugares de trabajo. Nadie más que la propia empresa, en conjunto con sus trabajadores/as, son los más indicados para desarrollar los protocolos de trabajo seguro en el contexto de esta pandemia.”
Para alcanzar este objetivo recomienda:
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Entregar información clara y a tiempo. Uno de los peores problemas que puede afectar la salud mental de los trabajadores/as es la desconfianza en la información que les provea su propia jefatura o autoridad, porque aquello incrementa la sensación de indefensión y temor al contagio.
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Compromiso de la alta gerencia/autoridad y jefatura con la salud de todos/as. La alta gerencia/autoridad y jefatura debe demostrar que efectivamente está haciendo todo lo necesario para resguardar la salud de los trabajadores/as, buscando disminuir la posibilidad de contagio. Las medidas que se adoptan deben ser ampliamente difundidas y asegurarse que cada trabajador/a las ha recibido y las conoce.
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Canales de comunicación bilaterales con los trabajadores/as.
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Gestión participativa del riesgo. La participación de los trabajadores/as en el diseño de las medidas de seguridad y de las normas al interior de cada recinto contribuirá a un buen estado de salud mental.
El Departamento Salud Ocupacional del Instituto de Salud Pública de Chile, también contribuye como referente técnico, en la realización de actividades conducentes a mejorar el bienestar de la población. Podrá encontrar información detallada de sus funciones y de las actividades que realiza en el siguiente link: http://www.ispch.cl/saludocupacional.
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