Te expones a ti y a los demás a enfermedades que pueden prevenirse de manera segura a través de la inmunización. Un ejemplo de ello es lo que pasó entre 1970 y 1980, cuando se presentó un aumento drástico de tos ferina por el alza de personas que no se vacunaban en algunos países desarrollados, situación que podría haber sido controlada fácilmente con una cobertura de vacunación adecuada (14). Mantener altas coberturas de vacunación asegura que no se propaguen enfermedades. Otro punto importante es que, al recibir la vacuna, el vacunado evita sufrir la enfermedad y adquiere la memoria inmunológica para actuar de manera oportuna. Esto es relevante para enfermedades cuyos efectos en la salud son muy dañinos, como el polio que causa parálisis o el sarampión que causa neumonía, edema cerebral y muerte (22,24).

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